En otro estudio mencionamos los variados puntos de vista con que la crítica considera el género literario de Ariel (1900) de J.E. Rodó[1], el cual aunque en su generalidad es señalado como ensayo, es cuestión apenas abordada. Hay críticos que lo ubican en otros géneros, pero sólo en menciones breves y alusivas. Brevemente, destacaremos sólo algunas más explícitas a nuestro ver, como es la visión de Mario Benedetti quien lo califica como 'ensayístico', y define su estilo como de 'gran ensayo', pero no es el único, aclara, el que se puede encontrar en la totalidad de su obra[2]. Carlos Real de Azúa pone reparos a tal determinación para Ariel, ya que considera que es más una costumbre ubicarlo así literariamente, y propone que hay en él claros rasgos que lo ubican en otra categoría, que es la del 'sermón laico', un género de la oratoria, dice, muy en boga entre las prácticas europeas de entonces[3]. Y aunque elabora sobre el contexto intelectual de la época en que escribe Rodó, alude sólo al francés, el cual aunque fue principal influencia en Rodó, sin embargo no desarrolla mayormente sobre el tema. Sabemos que también R.A. Emerson fue muy influyente en nuestro escritor, y que en la obra del norteamericano, estudia Atwan, si bien se encuentran los procedimientos de la predicación y oratoria, como el sermón, en su búsqueda de la forma, deja atrás sus muy definidos y lógicos esquemas para elaborar en la forma más libre y abierta del ensayo[4]. También, de Ariel, por ejemplo, Carolina Elisabet López dice que 'fue definido como un `sermón laico' dedicado a la juventud de América', pero no menciona las fuentes en que se sustenta[5]. Belén Castro lo llama 'un ensayo ficcionalizado como sermón laico autorizado por las palabras del maestro', pero ensayo no en el sentido amplio de 'intento' o prefiguración de otro texto sino, como una concepción de escritura fragmentaria, 'nueva' y más compleja que configura al igual que Motivos de Proteo (1909) una 'unidad discursiva de [...] estructura flexible que se va haciendo por las relaciones de colateralidad, de asociación, de interrelación entre esas unidades', dejando aparte la 'forma predefinida por las preceptivas partes del discurso'[6]. En esta vena de la propuesta de Castro, y comparativamente con las otras formas señaladas acerca de Ariel, reflexionamos aquí con mayor amplitud la cuestión del género y su relevancia, como lo hemos hecho en otros estudios con otros textos, lo cual pensamos puede contribuir a mejor conocer la historia del género ensayo en nuestras literaturas y acerca de su cultivo y desarrollo. Sobre todo nos ocupa la cercanía y contactos del género de Ariel visto en tanto 'sermón laico' y 'ensayo', tomando en cuenta las otras caracterizaciones como 'opúsculo' y 'discurso', y éste último, en su forma didáctica y magistral. Para esto es relevante ver como entiende la crítica estas formas, como para Rodríguez Monegal, este texto de Rodó, parte de una proyectada forma epistolar para volverse 'discurso', dice, que es el del maestro Próspero, que propiamente es un personaje como lo son los estudiantes[7]. Como se sabe, y lo apunta este mismo crítico en otro estudio, en la exposición de 370 originales y documentos de Rodó el 19 de diciembre de 1949, se mostró 'un autógrafo (no. 67 del catálogo) que presentaba el plan, temario y materiales preparatorios de una obra proyectada hacia 1898 - preludio común `Ariel' y `Motivos de Proteo' - bajo el título de `Cartas a ...'[8], pero lo cual señala a nuestro ver, un proyecto que se vio transformado y expresa una circunstancia biográfica, y no una forma del género. Como señala Castro, esta forma epistolar es también una 'situación ficcional' de la cual parte, imprimiendo un 'contenido cultural a un supuesto destinatario [lo cual implica] `la ficción de escritura' en soledad, diferida al receptor ausente', y sermón laico porque en primer término elabora una moral para los intelectuales, es decir lo que se ha llamado un 'americanismo' de valores latinoamericanos en lo literario, cultural, político y aún heroico[9]. Esto es, la 'patria intelectual' evocando a los antecesores como Fernández de Lizarde y dirigiéndose 'expresamente a los futuros intelectuales hispanoamericanos en quienes depositó la responsabilidad que él mismo se había arrogado' que es el ideal de la cultura y 'el ejercicio de la crítica cultural', la autonomía de la estética y la participación de la intelectualidad en la esfera de las nuevas sociedades[10]. Sobre estos contenidos no elaboramos ahora, y remitimos a la obra mencionada y los múltiples estudios elaborados al respecto. Continuando con la cuestión de la forma, por su lado, José Miguel Oviedo lo llama a veces 'ensayo' y otras lo precisa como 'opúsculo', ya que para él carece de la complejidad y extensión 'de los de Sarmientos u Hostos' y agrega, 'es sorprendentemente un opúsculo que no llega a las cien páginas, de corte didáctico, claro y apasionado'[11], pero con esta determinación es claro que sólo se toma su extensión y no la forma de su competencia discursiva entendido en el sentido de los hechos semióticos de las relaciones, unidades, operaciones, etc., que puedan intervenir[12]. También para Real de Azúa decir 'ensayo' es, en términos muy generales, como lo describe, de 'mera, libre y personal composición de ideas'[13]. Otros ven una compleja condición estructural ensayística, un lenguaje propio de la ficción, un discurso magistral, entre otros varios aspectos[14]. Junto con todo esto, los estudiosos y lectores de la obra de Rodó saben muy bien de los contactos y simpatías del autor con el ensayo y escritores del ensayo[15]. En las historias de la literatura hispanoamericana, el 'sermón laico' casi no tiene mención, a diferencia de las otras formas que mencionamos más arriba. Real de Azúa lo señala como práctica muy frecuente en las culturas europeas, sin mayor especificación de su práctica en las hispanoamericanas. Aunque Castro menciona una práctica de la forma del sermón laico en 'autores muy leídos y seguidos por Rodó, como Anatole France, Ernest Renan o Jules Simon (o Emerson en Estados Unidos [y también en el mundo hispánico en la pedagogía krausista decimonónica de España y de Hispanoamérica])'[16], es relevante destacar que, por ejemplo en Francia, donde se le practicó y cultivó, apenas existen estudios al respecto, y como escribe W. Pierre Jacoebee en 1982, 'The separation of sermons forms from other forms of literature is a relatively recent one'[17]. Por su parte, en un estudio de 1983, Edgard H. Davidson afirma en tono decisivo, que '[the] Sermon is a genre. It is also a literary mode. Like other genres and literary modes, it has a learned, literary tradition'[18], en lo cual no deja de escucharse el eco de una llamada de atención a los estudios literarios. El término y concepto de 'sermón' y 'sermón laico', en principio, tampoco se encuentra en los diccionarios generales de terminología hispánica literaria, sino con ciertas excepciones, y en la mención del término 'sermón' sin la especificación de 'laico'. Por ejemplo, García Berrio y Huerta Calvo lo incluyen en lo que definen como cuarta categoría ampliando la antigua y tradicional categorización tripartita, a la cual llaman 'géneros didáctico-ensayísticos', definiendo el 'sermón' como una forma 'con especial incidencia en la temática religiosa-moral [...] Desde sus comienzos estuvo vinculado a la función predicadora de la Iglesia. El sermón, dictado por el clérigo, servía para exponer el punto de vista didáctico, la verdad absoluta, y en este sentido [es] forma contraria al diálogo socrático o lucianesco, por ser portavoz de una visión monológica del mundo'[19]. Aunque ha variado y se ha adaptado a los tiempos cambiantes, sin embargo presenta reglas y fórmulas muy definidas y bastante estables. Pero esto, hay que observar ahora, es muy diferente de lo que siempre se ha notado acerca de la libertad del ensayo, aunque también en este rubro hay mucha vacilación crítica. Sin embargo existen estudios que permiten comprenderlo mejor. Volveremos sobre esto. A grandes rasgos, ahora nos limitaremos a decir que es en el siglo XXVIII en Francia, según estudia Jacoebee, que el sermón se vuelve laico por su crítica a 'las cosas de este mundo', y en que el predicador se vuelve escritor y el sermón no sólo ocupa el púlpito, sino que pasa a las publicaciones periódicas. En sus palabras:

And while the specifically religious context is still present, -- convertir, orgueil, vanité, penitents, péché, choses de ce monde, -- the critique is also laicized into the broader if vague general ethics and esthetics. In fact, with their critique of the sermon, these moralists introduce in secular literature themes belonging essentially to the pulpit until then, themes such as duties of the rich, the suffering of the poor and humble, the small number of righteous or the death of the sinner[20].

Son varias las reglas, aunque no muy variadas por las que pasa la forma del sermón hasta fines del siglo XIX cuando Rodó escribe su Ariel, algunas de las cuales mencionamos más adelante. Sin embargo, no hay que olvidar que como dice Pablo A. Jimén, 'Lamentablemente, la reflexión teológica latinoamericana no le ha prestado mucha atención al campo de la predicación', aunque él se limita exclusivamente al campo religioso[21]. Viene a ser así relevante la observación de Real de Azúa acerca del contexto literario de la época al referirse a 'Ferdinand Brunetière, en su imaginativa tesis de 1889 sobre la `evolución de los géneros' [y quien] vio la oratoria sagrada del `Grand Siècle' [pasar a convertirse] en la `prosa sensible' de Rousseau y ésta en la efusión lírica de Hugo, Lamartine y Vigny', aunque, también dice, las vías son intricadas[22], y creemos, también así hay que verlo en el caso de Ariel de Rodó. No hay que olvidar la importancia que tiene el estilo para Rodó, como tantos escritores y críticos han afirmado y estudiado. Pero, ¿cómo es este texto de Rodó con respecto al 'género del sermón laico'? Es relevante tomar en cuenta además, el caso en particular por ahora, del norteamericano Emerson y los procesos de su obra, tan influyente en el mismo Rodó, como referente para desarrollar perspectivas acerca de estos géneros.

De acuerdo a Jacoebee, mientras

the French pulpit was in decline throughout the eighteenth century, it is equally true that the classical sermon continued, albeit in a laicized form, to influence French literary developments during the same period. It continued to do so in the next century. The fact that French schools texts of much of the nineteenth century contained more pages by Massillon[23] than by Voltaire and Rousseau in the sections on eighteenth-century literature has been found scandalous[24].

Es de tomar en cuenta, como dice este crítico, que si bien los sermones de Massillon 'played an important role in the development of early romantic prose', también el llamado 'classical sermon was relatively short-lived in France, but its influence on the worldly writings of the following generations was deep and varied'[25]. Este fue transformado a lo que se llamó el 'Beau sermon', que en la siguiente cita se puede apreciar cómo transitó de uno a otro, del siglo XVII al XVIII, con diversos énfasis:

The main aspects of this evolution can be briefly recalled in the following manner. On the thematic level, a progressive elimination of sources other than the Bible and Patristic literature is clearly discernible. More important is the replacement of the teaching of Christian dogma by that of Christian ethics a change which also explains the amplification of the 'traité des passions ' in most rhetorical treatises of the period, the very one which were widely used or copied in the following century. On the stylistic level, this same evolution shows a purification, an apparent simplification of the language, accompanied by stricter observance to the rules of structure and separation of styles. As a result of this evolution, the sermon attained its classical perfection with Fléchier, Bourdaloue, Bossuet and Massillon[26].

A diferencia de su evolución en Francia, en Nueva Inglaterra, señala Davidson, permaneció con la misma fórmula a lo largo de los siglos XVII y XVIII:

A text, a message derive literally and directly from Scripture; a movement toward an exposition and an enlargement of that message; and a resolution in a Use and Application. There were accordingly, fixed situations which the minister was expected to include in his sermon and which he must illustrate according to a set of motifs -- situations like biblical illustrations and analogies, linkages of one text to another, digressions on the signs in the Old Testament leading to their fulfillment in the New, and the like[27].

Pero, mientras así fue en Nueva Inglaterra y constituyó el llamado sermón puritano, escritores como Emerson empezaron a practicar otras formas como el ensayo lo cual destacaremos más adelante. En Francia hay que destacar la creciente importancia, actividad e influencia de la prensa periodística, desde el siglo XVIII y con ello el declive del arte de la predicación en el púlpito[28], y por su lado en Hispanoamérica el auge de la prensa periódica en el siglo XIX en sus diversas manifestaciones[29], aunque es más difícil verlo en relación con el sermón y la cuestión del 'sermón laico' como ya se dijo más arriba.

Según se sabe, Ariel aparece 'Como tercer opúsculo de La Vida Nueva [...] en febrero [de 1900]'[30], y recibe adhesiones de Europa y América, consagrándose Rodó como el 'Maestro de la juventud de América'[31]. Es de notar que aunque Rodó fue educado en la fe católica, ésta estuvo 'exenta de clericalismo'. Sin continuar estudios superiores de manera formal, fue 'acucioso autodidacta', y desde 1898, activo políticamente al ascender 'a la primera magistratura de Juan Lindolfo Cuestas'[32], aunque con diversos altibajos hasta el final de su vida en puestos parlamentarios y legislativos. Lo constante fue su actividad literaria, en colaboraciones en periódicos, y algunas publicaciones en libro de estas mismas, como en el titulado Ariel, Liberalismo y Jacobinismo, en la edición de Rufino Blanco Fombona en 1915, donde se incluyen sus textos sobre Rubén Darío, Bolívar y Montalvo.

Rodó no destaca como orador, sino como escritor, y de temas literarios, y de 'moral' al decir de Gordon Brotherson, este último que en Ariel remodela, pero ahora con un sentido de 'más profesional y acabado `pensador''[33]. El tema moral en Ariel se puede ver en 'la lucha entre la democracia utilitaria (Calibán) y los valores espirituales (Ariel)', y 'las cuestiones conexas de individuo y masa, jerarquía e igualdad, cultura y democracia', lo cual corresponde, visto así, a los propósitos del sermón laico al predicar sobre la honestidad y buenas costumbres, y no ya, como en el sermón católico, acerca del pecado exhortando por medio de pasajes bíblicos o religiosos alusivos al tema. Se dirige a los estudiantes, a la importancia de la educación, y con ello a su labor social como intelectuales, y se puede decir que muy parecido a como exhortó Emerson, a echar los cimientos de la independencia intelectual hispanoamericana[34]. Es largo ahora debatir sobre la temática de Ariel, que ha sido controversial, pero como expone Brotherson, lo principal es que Rodó expresa una preocupación por 'la psicología social, no por las estadísticas comerciales', y que se presenta no como 'profeta de la latinidad, sino de la emancipación humana'[35]. Es así como sería mejor vista la simbolización de Ariel y el conflicto con Calibán, y no lo que debido a las circunstancias de la época se interpretó como un conflicto entre la latinidad y espiritualismo hispanoamericano y un materialismo norteamericano.

Es Ariel entonces 'sermón laico' por lo que se acaba de decir, es magistral porque es un discurso expuesto en la ficción del personaje y maestro que es Próspero, y 'discurso' por la manera en que es presentado en el texto como el dado oralmente por el maestro a sus estudiantes en el fin de cursos. Es decir, 'Razonamiento o exposición sobre algún tema que se lee o pronuncia en público' según se dice en la sexta acepción del término en el Diccionario de la Lengua Española (edición de 2001). Pero además de esta ficción del texto, nos interesa para el análisis la primera acepción, que es la de 'Facultad racional con que se infieren unas cosas de otras, sacándolas por consecuencia de sus principios o conociéndolas por indicios y señales'. Pero en Ariel hay ficción y el artificio de una supuesta voz de un discurso oral y no escrito, que es la mayor parte del texto. Como tal, no se puede desligar un aspecto del otro; es decir, el inicio de la voz narrativa que introduce al maestro Próspero y que concluye al terminar sus palabras, para retomarlo otra vez la voz narrativa. Es relevante también el proceso 'discursivo' en el sentido de la semiótica de la forma en que se estructura este texto. Esto es, el 'concepto de discurso, con el de proceso semiótico', según describen Greimas y Courtés, tomando el concepto de 'proceso', como la 'totalidad de los hechos semióticos'[36] como ya mencionamos, lo cual nos lleva al problema del género. En este concepto ya ha sido estudiado por algunos investigadores en tiempos recientes, y que nos impulsan en el presente trabajo.

En lo que hemos expuesto, se puede ver en la forma que emplea la vía del discurso, la ficción, y que lo epistolar es una cuestión biográfica y probable recurso literario, que pasa a integrar otra forma. Ya vimos que debido al 'mensaje moral' puede ser considerado sermón laico, en cuanto a la fortaleza que infunde a los pueblos y culturas hispanoamericanas, pero en nuestro trabajo no se trata de debatirlo ideológicamente, que de eso hay mucho, y por importantes razones debido a su naturaleza cultural, ideológica y filosófica. Si bien aspectos del sermón laico se pueden rastrear en Ariel, como la elocuencia, una estética literaria, que como dice Jacoebee ayudó a definirla y se convirtió en parte de la res literaria, e influyó en el desarrollo de la literatura francesa en el siglo XIX, éste aún con sus modificaciones, siguió bien definidas reglas para la explicación, la expresión y la gesticulación[37]. Esto, y un gran uso de la elocuencia, lo llevó a convertirse en una forma de espectáculo, que como en los sermones de Masillon importaba más el 'cómo' que el 'qué se dice', por eso también la crítica a esta forma de sermón en la Francia misma. Se trataba además de afectar la 'sensibilidad', para hacer reflexionar, convertir al oyente o lector, de ahí una 'teatralidad' tanto oral como escrita, como en Marivaux, Rousseau. Lo más importante, como concluye nuestro crítico, es que:

The classical sermon was relatively short-lived in France, [but] its influence on the worldly writings of the following generations was deep and varied. French writers of the eighteenth and nineteenth centuries, while often reacting to its tradition, remained steeped in it and used it each for his own purpose[38].

La situación del sermón en Norteamérica fue muy diferente. En las iglesias de Nueva Inglaterra, se practicó un sermón entre los puritanos que permaneció sin cambios a lo largo de los siglos XVII y XVIII, dice Davidson, porque 'The formula, the fixed situation, the narrative convention, and the leadings of Scripture were necessary to communicate clearly to persons of all minds'[39]. Emerson que nació y vivió en Boston, además de viajar ampliamente dictando conferencias, dice Atwan, decide 'to begin seriously writing essays in 1840 [and it] seems clearly related to his increasing discontent with the literary possibilities of sermons and lectures [...] he needed a vehicle that would allow him to give his creativity full rein, to take risks with conventional structures and logical organization, to turn traditional rhetoric inside out'[40].

Es más que una coincidencia con Ariel, que un discurso de Emerson es el titulado 'El estudiante americano' (The American Scholar', 1837, año en que es expuesto y primero publicado), donde a diferencia del texto de Rodó empieza con la 'reanudación del año escolar'[41] sin el artificio de los personajes, y Rodó con su finalización y los mencionados recursos narrativos. El texto de Ariel está expresado en la forma de un discurso que se dirige a los estudiantes, pero orador y audiencia son ficticios a diferencia del texto de Emerson que se dirige a una audiencia real a la cual se dirige directamente, como al inicio 'Tengo el gusto de saludaros...' y al finalizar: 'Señor presidente, señores....'[42]. Es fórmula que también se encuentra en Ariel, como 'voy a hablaros de nuevo' dice al principio, sólo que después de la introducción en voz narrativa, y al final 'Yo creo en vuestra voluntad....', pero que cierran también el discurso unas palabras narrativas. Como el texto de Emerson se divide de manera enumerada en partes temáticas, aunque el discurso de Emerson se divide en tres partes, y Ariel, además de la introducción y la conclusión, está dividido en ocho partes, las seis centrales constituyen propiamente el discurso y se rotulan con números romanos[43].

Aunque existen recientes estudios y propuestas acerca de la identidad del género ensayo, es complejo hacer una sola teoría de ellas, pero estas propuestas tienen aproximaciones similares que revelan la complejidad del ensayo. No podremos aquí abordarlas en su conjunto, sino sólo destacar algunos aspectos relevantes. Ariel manifiesta una característica de la naturaleza particular del ensayo señalado por R.L. Kauffmann, en que este texto partiendo de los artificios literarios mencionados, manifiesta claramente un proceso social inter-subjetivo de comunicación, en un discurso que es desde el principio escrito y no mero acto de comunicación verbal. Presenta así una doble y mezclada naturaleza, en que es a la vez instrumental y estético, entendiendo por lo primero que tiene un carácter social, comunicativo, cognitivo, y por lo segundo, que posee una estrategia retórica que muestra una intersección y combinación de diferentes actos de la lengua y configuran una compleja correlación entre la forma y la función que cumple el género[44]. Lo central del ensayo es que es un discurso de ideas, en que como propone de manera similar, R. Bensmaïa,

what allows us to experiment the Essay as writing, as a unique Form, is the possibility of a `plural' text made up of multiple networks `that inetract without any one of them being able to to dominate the others': an `ideal' text that neither assumes an ultimate signified nor merely repeats the Same, but is a `galaxy' of signifiers... it has no beginning; it is reversible; we gain access to it by several entrantes, none of which can be authoritatively declared the main one' (Barthes 1970).

Por esto el ensayo cuenta con un poder operativo que no es igual a ningún esquema retórico preconcebido[45]. Hasta ahora ya se han determinado los procesos literarios insertos en el texto de Ariel, como el discurso oral, la ficción, el sermón laico. Pero también, como señala Castro, dentro de la obra se encuentran procesos que lo complican más, como:

los marcados contrastes entre el interior (aula, `reino interior') y el exterior, o lo alto y lo bajo, la juventud y la decadencia. Lo sano y lo enfermo, etc.; la coexistencia de discursos heterogéneos (el científico-evolucionista. El crítico-literario, el filosófico, el estético, el sociológico, el psicológico, el religioso, etc.); la proliferación de tiempos y espacios donde se sitúan los ejemplos históricos y los modelos culturales, y que nos permite recorrer los grandes hitos de la evolución humana, desde los estadios primitivos hasta las ciudades más desarrolladas, que no siempre son las más civilizadas; la implícita discusión de la dicotomía sarmientina civilización/barbarie que recorre y organiza el texto, para demostrar que en la gran ciudad moderna `también' pulula la barbarie, etc., etc.[46].

A su vez, como señala McCarthy, lo característico de esta forma, es la manera en que diversos rasgos se conjugan en un texto dado[47], en lo que el análisis estudia las particulares características, como lo hace nuestro ejemplo del estudio de Castro. Su naturaleza es característicamente híbrida, en que la base común en el género del ensayo, dice McCarthy, habría de tener un común denominador, que está en la manera en que el autor, o la escritura invita al lector a penetrar en el texto en una relación de colaboración con el método del pensamiento al centro de esta forma literaria[48]. Por esto, no se pueden separar o aislar de su forma operativa los rasgos constitutivos, sino verlos en esa relación de un método particular del pensamiento. Siguiendo algunos de los rasgos y tópicos que propone McCarthy, y según él, han sobrevivido la prueba esencialista, entre ellos se puede decir que la naturaleza de Ariel es dialógica en su inicial modo epistolar, y su forma de discurso magistral y de sermón moral, social e intelectual, ya que se dirige a una audiencia que, como estudia Foster,

la imagen de lo que diserta Próspero no es un texto escrito, no es un texto literario, sino que es un discurso hablado, del cual el texto que nosotros leemos pretende ser una transcripción privilegiada por el narrador anónimo. Entonces, la imagen narrativa aparece fortalecida por uno de los ardides más típicamente narrativos: el que estemos entreoyendo la conversación de los personajes que pueblan el mundo ficticio montado por la narración[49].

Así crea un sistema del discurso que entronca al emisor-autor, narrador y orador con el destinatario que en la ficción son los estudiantes, sin faltar la utilización de la forma del discurso, del maestro 'yo' y a quien se dirige 'vosotros', pero por el hecho de su realidad como escrito, designa a una audiencia destinataria que viene a ser el lector, al cual como a los estudiantes, llama para actuar siguiendo el ideal americano que propone. En la asociación de pensamiento como en las citas, ejemplos y modelos culturales, fábulas y breves historias que inserta, es por eso forma abierta que promueve la interacción del pensamiento y que lo estimula. Es también un texto que presenta una libertad al no asumir los sistemas establecidos del pensamiento, sino que experimenta con diversos recursos literarios y métodos del pensamiento, que lo han hecho hasta hoy un texto debatido en cuanto a su afiliación literaria, como de hecho lo ha sido el ensayo en la tradicional taxonomía de los géneros. Pero es clave del ensayo, como afirma McCarthy, los múltiples rasgos como lo que conjugan el texto del ensayo, de lo cual no se trata de aislar un procedimiento de las formas o estilos particulares que utiliza, sino que al identificar los rasgos constitutivos, se debe buscar su base común, o denominador común en que el autor invita al lector a penetrar en el texto[50]. Si bien, como se ha propuesto muchas veces, y dicho en las palabras de Castro, el eje de Ariel está entre las dos figuras polarizadas de Ariel y Calibán por boca de Próspero en la introducción del ensayo[51], y lo cual se ha prestado a múltiples interpretaciones en las que no entraremos aquí, nos parece que viene a ser Foster quien pone de manifiesto el procedimiento que fundamenta el texto de Ariel, al señalar tres consideraciones literarias ante la pregunta de cómo es éste un texto literario. En primer lugar es la mencionada propuesta ficticia del inicio y final del texto con un narrador anónimo. La segunda el discurso del maestro Próspero que se supone o ficcionaliza un discurso hablado pero que es un texto escrito el que leemos[52]. Y tercero y más significativo aspecto es que:

el texto se configura literario en gran medida porque se echa mano de las referencias a la literatura como cifra de los aspectos socioculturales que expone. Si el enmascaramiento narrativo de las ideas de Próspero es una cualidad imponentemente literaria, la imagen de la literatura como punto clave de referencia para hablar de la cultura humana, es lo que más rotundamente confirma el proceso de literaturización sobre la que descansa el ensayo de Rodó. Así, Próspero se vale reiteradamente de parábolas literarias para validar sus hipótesis culturales como un mecanismo para convencer retóricamente sobre lo justo de las mismas[53].

Éstos vendrían a constituir el eje operativo en que se sustenta este texto, esto es, la manera en que complica el procedimiento de exposición de las ideas con los procedimientos literarios que utiliza. Nos parece que lo podemos así llamar ensayo, en lo que intervienen también la conjugación de diversas formas y rasgos de estilo como son las yuxtaposiciones entre dos opciones abiertas, las relaciones homólogas entre abstracciones pseudo-personificadas o pseudo-alegóricas, las cuestiones retórico estilísticas 'paradigmáticamente modernistas'[54], etc., entre los muchos pormenores que se han estudiado del texto.

No se trata aquí de agotar una lista de rasgos, como lo que por ejemplo propone McCarthy para el ensayo[55], sino destacar el carácter distintivo que configura a este texto como género, siendo que si lo híbrido es una característica principal, sin embargo esto viene a disponer una manera particular de procedimiento que cada texto construye o 'inventa' como expresa Bensmaïa, generando un modo particular, pero también viene a ser de manera abierta y no normativamente un género desde esta perspectiva en la teoría del género del ensayo.

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Notas

 

[1] 'Entornos, contornos y contextos de Ariel. José Enrique Rodó y el ensayo', Escritos. Revista del Centro de Ciencias del _Lenguaje, núm. 28, Julio-Diciembre de 2003, México, Universidad Autónoma de Puebla, pp. 91-104.

[2] Mario Benedetti, Genio y figura de José Enrique Rodó (Argentina; Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1966), p. 121, 118. Esta y las siguientes menciones aparecen en mi estudio mencionado antes..

[3] Carlos Real de Azúa, 'Prólogo a Ariel', a la edición Ariel. Motivos de Proteo (Caracas; Ayacucho, 1976), p. IX, XV.

[4] Robert Atwan, 'Ecstasy & Eloquence: The Method of Emerson Essays' en Essays on the Essay. Redifining the Genre. Ed. De Alexander J. Butrym (Athens and London; The University of Georgia Press, 1989), p. 108. Para una síntesis general de esto, véase abajo en nota 35.

[5] Carolina Elisabet López, 'Ariel versus Calibán: Alteridades en pugna. Por la instalación de hegemonías' en Universidad Nacional del Sur - C.I.C. Bahía Blanca - Argentina, carolinaclopez@yahoo.com.ar, p. 4 de 10.

[6] Introducción de Belén Castro, en introducción a Ariel de José Enrique Rodó (Madrid; Cátedra, 2000), pp. 70, 48, 49.

[7] Emir Rodríguez Monegal, edición preparada por él a las Obras completas de J.E. Rodó, con introducción general e introducciones a cada una de las obras del autor (Madrid; Aguilar, 1ª. Ed. 1957, 2da. Ed. 1967, nosotros citamos de la segunda).

[8] Emil Rodríguez Monegal, José E. Rodó en el novecientos (Montevideo; Número, 1959; p. 45, n. 2)

[9] Op. cit., pp. 66, 62, 38-39.

[10] Ibid., p.27.

[11] José Miguel Oviedo, 'La América de Rodó', en Historia de la literatura hispanoamericana. 2. Del romanticismo al modernismo (Madrid; Alianza Editorial, 2001), pp. 326-327.

[12] A.J. Greimas y J. Courtés, Semiótica. Diccionario razonado de la teoría del lenguaje (Madrid; Gredos, 1979), P. 126.

[13] Op. cit., p. X.

[14] Veáse el mencionado 'Entornos, contornos y contextos literarios de Ariel. José Enrique Rodó y el ensayo' de B.M. García Monsivais, p. 103, n. 37.

[15] Hasta aquí las menciones desprendidas de mi estudio mencionado en la primera nota. Ahí mismo se encuentra un análisis de estos acercamiento y menciones de Rodó con ensayistas y el ensayo.

[16] Op. cit., pp. 66-68.

[17] W. Pierre Jacoebee, 'The Classical Sermón and the French Literary Tradition' en Australian Journal of French Studies, Monash University, September-December 1982: 227.

[18] Eduard H. Davidson, 'God's Well-Trodden Foot-Paths': Puritan Preaching and Sermón Form' en American Literature, 1983, University of Texas: 503.

[19] Antonio García Berrio y Javier Huerta Calvo, Los géneros literarios: sistema e historia (una introducción) (Madrid; Cátedra, 1992), pp. 229-230.

[20] Op. cit., pp. 234-235.

[21] Pablo A. Jimén, 'Nuevos horizontes en la predicación', en http://www.predicar.org/horizontes.html. Consultado en 24/09/2005, p. 3 de 14 págs.

[22] Op. cit., p. IX.

[23] Jean-Baptiste Massillon (Francia 1663-1742), orador religioso francés, obispo de Clermont desde 1717 debe su fama a los sermones de Cuaresma pronunciados en París en 1699, 1701, 1704, 1718.

[24] Op. cit., p. 238.

[25] Ibid., p. 239.

[26] Jacoebee, op cit., p. 232.

[27] Davidson, op. cit., p. 503.

[28] En Op. cit., dice Marivaux y Prévost solos, son buenas ilustraciones de esto, p. 238.

[29] En particular, véase el estudio de Arturo Andrés Roig, Algunas pautas del pensamiento latinoamericano. Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad del Ecuador, Año III, núm. 9, junio 1975, pero hay muchos más estudios y publicaciones acerca de las publicaciones periódicas en Hispanoamérica.

[30] Op. cit de Carlos Real de Azúa y ed., p. 340.

[31] Belén Castro, op. cit., p. 22.

[32] Ibid., pp. 318, 334, 338.

[33] Gordon Brotherson, 'Introducción a Ariel, de J.E. Rodó. I' en http:www.enciclopedia.org.uy/autores/Brotherson/Rodo20(I).htm, p. 2 de 12.

[34] Como referencia, véase el prólogo de Edward Larocque Tinker a los Ensayos de Ralph Waldo Emerson (México; Porrúa, 1990), p. XV.

[35] Ibid., pero en la parte II, p. 3 de 7.

[36] A.J. Greimas, J. Courtés, en op. cit.

[37] Op. cit., pp. 227, 229.

[38] Ibid., p. 239.

[39] Op. cit., p. 523.

[40] Op. cit., p. 109.

[41] En 'El estudiante americano' en op. cit., discurso pronunciado ante la sociedad Phi Beta Kappa, en Cambridge el 31 de agosto de 1837, p. 177.

[42] Ibid., pp. 177, 196.

[43] Empleamos para nuestro estudio el texto de Ariel preparado por Rodríguez Monegal, en las Obras completas de Rodó, ya mencionado. De aquí en adelante se mencionarán en las citas mismas el número de página correspondiente.

[44] R.L. Kauffmann, en conferencia-cartel, no publicada de título: 'Una aproximación pragmática a los géneros', expuesta en México; UNAM, 1996. Aquí se usan copias provistas por el autor. Mi traducción.

[45] Réda Bensmaïa, The Barthes Effect. The Essay as Reflective Text (Minneapolis; University of Minnesota Press, 1987), p. 99.

[46] Op. cit., p. 63.

[47] John A. McCarthy, Crossing Boundaries. A Theory of Essay Writing in German 1680-1815, (Philadelphia; University of Pensylvania Press, 1989), pp. 31-32. Mi traducción.

[48] Ibid.

[49] David William Foster, Para una semiótica del ensayo latinoamericano. Textos representativos (España; Ediciones José Porrúa Turanzas, S.A., 1983), p. 42.

[50] Op. cit., pp. 31-32.

[51] Op. cit., p. 75.

[52] Op. cit., p. 42.

[53] Ibid., p. 48.

[54] Ibid., p. 46.

[55] Propone 12 rasgos: 1. Asociación del pensamiento (tópico del paseo sin prisas). 2. Estructura dialógica y/o tono. 3. Un sopesar las posibilidades. 4. La forma abierta (promueve la interacción productiva, estimula el pensamiento. 5. La visión dialéctica de la realidad (poli-perspectiva). 6. Una forma tentativa en la aproximación (subjetividad, punto de vista). 7. Carácter experimental, variedad, juego. 8. Libertad sobre los sistemas dogmáticos del pensamiento o de la creencia. 9. Actitud escéptica. 10. Carácter juguetón en el tono (diseñado para preparar al lector en la experimentación del proceso de pensamiento). 11. La nota crítica (invitación a co-juzgar). 12. La tendencia a reconstruir culturalmente lo que ya ha adquirido forma cultural. En op. cit., p. 42. Mi traducción.

R e s u m e n

 

Reflexiones en torno a la forma literaria de Ariel de J.E. Rodó en tanto género.

El sermón laico y el ensayo

 

 

Por Blanca M . García Monsivais

El propósito es una indagación de la cercanía y contactos de Ariel (1900) de J.E: Rodó, con las formas del 'sermón laico', como varias veces ha sido caracterizado este texto, y también con el género del 'ensayo', y otras formas como el 'opúsculo' y el 'discurso oratorio', para buscar destacar el carácter distintivo que configura este texto en tanto género y la manera particular de su procedimiento. Las vías son intrincadas y así hay que verlo en Ariel, en cuanto a las variantes en que se manifiestan estos géneros, y en la manera en que influyen y participan en la estructuración de Ariel. Aquí se toma este texto en tanto proceso semiótico, lo cual nos lleva al problema del género. Estudios recientes así lo enfocan y los cuales nos impulsan en este trabajo. En cuanto al género 'ensayo', otros recientes estudios contienen propuestas que revelan la complejidad de este género, los cuales aquí tomamos en cuenta para analizar el texto de Ariel en la propuesta que venimos mencionando. No se trata de elaborar una lista de rasgos, sino destacar el carácter distintivo que configura a este texto como género, siendo que si lo híbrido es una característica principal, sin embargo esto viene a disponer de una manera particular de procedimiento que cada texto construye o 'inventa' como expresa Bensmaïa, que si bien es un modo particular, es también una manera de ser abierta y no normativa desde las perspectivas que proponen las teorías sobre el género del 'ensayo', para así aportar conocimiento sobre el texto de Ariel.