VOCA (selección)

Todo era exacto bajo el estupor, muerte sobre la vida, piedra sobre la piedra, pero yo estoy del otro lado

Martín Adán

 

MITAD DEL CUERPO

*

LO QUE REPITE NO ES CRIMEN sino nacimiento, repite lo que muere para decir real o religión; si lo que se mueve no es palabra sino movimiento puro; la frente esta detenida y de pie rotando, busca raíces ese movimiento está en el secreto y tantea para estirarse sobre las piedras con un pulso de arenas que se ahogan habrá de decir una sustancia, pero será un color o una objeto áspero, cortante y la lengua que se asoma es una esfera inyectada de veneno. Por mientras está todo lo demás existiendo vacíamente, meditando un sonido común para vertirse; un neuma semejante al arrastre de la respiración en la garganta cada huella del cuerpo sobre sí mismo pregunta a un mismo tiempo y la palabra es un cilindro por donde sopla el neuma, envase de madera y hojas algo que debe morir

*

CUANDO UNO SE DOBLE Y CALLA y las líneas de la mano se mezclan fabricando un nido al agua que baja de los techos; como va a morir un animal sin paredes ni lluvias, recordadas ahora tal vez de un cuadro que viste desde siempre: el recogimiento de las rodillas un espejo repite el blanco cáscara, el blanco almohada para dejar el respiro y el sorbo siguiente; el blanco jadeante de las facciones y las sombras brutas A veces, uno es este nido que atrapa la voz cerca cuando mana, dentro y siempre cerca, la cara que se hunde y va olvidando, como si de otra manera cayera con los brazos abiertos, y entre los dedos un silbo dibuja el nombre que es el otro extremo de la sombra, la manta que recibe, los espacios que se amoldan y vacían, como quien entre en su otro signo.

 

*

QUEDARSE EN LAS COSAS mirarlas largamente por saber como nos son ajenas, como hemos llegado a una fragilidad completa frente a las cosas por abuso y falacia. Quedarse en los nudos o la cicatriz, el costado doloroso del cuerpo y buscar un árbol como un cuchillo que lo cerrase con su fuego ligero. El aire de las palabras que en otro extremo llegan a tierra y la voz al borde de florecer o quebrarse; la triza de la hoja tan parecida a las cárcavas del cemento y es por culpa de la lluvia, esa que explica a esta ciudad cuando cada año está a punto de matarla, que llevamos todas estas marcas, porque el cuerpo no hace más que llenarse de marcas y a la vida hay que explicarle algo, algo difícil que nos gustaría no decir, un derrumbamiento de viejas catedrales hay que explicarle, y los grandes trozos de nada detrás de los que una voz nace y celebra / eso que debiese ser la vida y no una colección de platos sucios vigilando la tarde. Cuando nos enfrenta es un orden que vinimos a romper, el cuchillo de la voz, un pie cortando las aguas, y contra el cual nos movemos, fatigados peces en aguas densas, porque todo impulso tiene ese sonido de cosa rota, de cosa inútil y a la vuelta del día imparable, encontrarlas como un reflejos del polvo común, sentirlas / como los cabellos que cortados acusan suciedad entre las maderas, en las grietas de la casa;

y uno está en el piso mirándose las manos

uno está en el piso mirándose las manos

 

* CARCEL. Hay hojas quemadas donde mis manos puedan alcanzarlas, frente a mi en el suelo, una larga mesa de hojas quemadas, gotas que están por caer

es cosa de encontrar el matiz preciso del aire, perseguir un color que lo domine todo, parecido al humo que te ha rodeado y por su culpa;

en la boca del estomago una esponja que pesa deletrea las cosas mientras ellas suceden

con el pensamiento mismo fuera de su forma pero en la forma entera en que la materia se estanca

entre las costillas, un hilo, cáñamo o algo lleno de escamas, va bordando los sitios del aire, nombre tras nombre afiatando la caparazón de piel seca y callada

y el destello ácido de las sílabas se afirma en las manos, permanece

 

Hojas quemadas cubren el suelo como una larga mesa y una música de respiración cerrada cala los huesos y empuja

un esqueleto de cosas sobrepuestas que deben separase un poco y caer

como arena entre rendijas

que deben hervir hasta ser humor puro que escapa

cuando el asma cada vez más profundo, como una luz cortante que exhala el dolor

o abre los ojos.

para Marco Allende

 

 

 

REVELACIONES DE ROBINSON CRUSOE

lo único verdadero de esta voz, son las comas y los acentos, ayer es hoy a hurtadillas tras una tumba y otro poema viene a solucionar el problema que nadie notaba; multitud de manos atienden el parto de un cuesco. La alternativa es escapar, hundirse los dedos en la garganta, asistir al funeral de las carreras de caballos, astillarse el pecho de melancolía, baba o polución de un éxito bailable; mentir, mentir a ultranza, toda la utilería repartida y a pedazos tragarla durante la ejecución de un cisne. hoy comí con mis sicarios -respira, respira hondo, decían, cierra el rasguño...lo único verdadero. debido a graves averías la maquina ha cortado los brazos a los trabajadores, graves crímenes pequeños a hurtadillas tras un florero en la mesa de negociaciones, intercontinentalmente hablando, lo que habría que decir es la ofensa a ultranza contra dios y sus secuaces en la banca, habría que librar al perro de su servidumbre y servirlo con cubiertos en el funeral de un príncipe. medita el mal miamor, estamos cansados de toda esta artillería de mañanas, de otra luz que nos consume por los pies en otro cuarto. cuatro sangres en el desfile y el humus del cuerpo es una puerta abierta, lo cierto son las comas y los golpes de un tacto embrutecido por el uso y abuso de situaciones solemnes, cruciales, sagradas.

Robinson crusoe ~quieremorirdeviejo~

   

había humo, cable a tierra gritaban los necios y alargaban las uñas para hurtar las alas de las moscas, de la cicatriz un surco daba la espalda, el oro de la traición, el oro de la paz en tabletas y humo de metales que suenan, la estación brillaba como un trozo de vidrio del diluvio; había que contener el templo con dos grandes puertas, sus cánticos en torno al fango y la comunión de acequia. los necios recortaban de la propaganda sus secciones predilectas, repetían la saña de los refranes de ortopedia y el para qué del absurdo terminal. cable a tierra respondían los mitómanos desde automóviles municipales, repartiendo medallas de esponja para los dientes recién lavados y el igualito al rey de espadas; en las pisaderas de las micros un vacío adornaba la boca del estomago aún cubierto como una raíz o una fuente, con un brillo de radiación o cielo raso de matadero, la eternidad borde de copa rehusaba a retirarse, la eternidad tijera y cuenca y colmillo entre las manos, daba una última estocada de suspiro bajo el sol de la faena al mediodía, caía por oriente hasta la noche de las conciencias limpias y el descanso en las camillas del incendio.

Robinson crusoe~ofrecelaotramejilla ~

 

Se calle la máquina, el siseo declaratorio la grieta, llénese de arcilla el canto, el amatorio suspendido a la hora que comenzaron los coches a sonar las sirenas y volcaban los árboles de golpe, el engranaje repetido en sus vueltas, las tuercas del reloj encima hacían la guaripola tutelar. las vinagres que bebimos nos mataron el olfato, la noche como un surcal vacío, una alfombra mullida por el movimiento. vuelva desquiciante (las ideas no se matan); paños de cocina y explosivos de feria a domicilio, los lanzallamas en un río de penitentes reverentes y ciegos mancos, van a beber el semen del ánfora, van a beber.

Robinson Crusoe ~abriólanochesinesquinas~

 

 

VOCA

 

Por haber mi amor imaginado mi deseos

Paul Valery

VOZ CALLE FRANCISCO SILVA

Encima está brillando; la he visto levantarse / el declive.

La noche de escarpa un poco azul y grisáceo / porque está lleno de casas y algunas sueltan la hierba que las sostiene.

Hay un horizonte más atrás -remontando encima la tarde-, te vi caminar de la mano de un hijo, cuando aún no abría las grietas su pobreza:

esta ciudad va a desaparecer, esta voca desierta su triángulo de mundo va a desparecer / el paladar de su rostro más atrás la lengua el cerro

II

 

Encima está brillando; la he visto levantarse como una aguja sacudir los autos / su espalda resbala agua y piedras que suenan de noche - siempre nos preguntamos de dónde y para qué -

la unión de dos vértebras bajo la carcasa, los hilos nervados suspenden la tarde al cinto, una mano cuelga frente al rostro y sus dedos casi tocan el suelo

 

III

 

La niebla ha escondido las cosas más allá de la ventana y queda el lugar tibio donde vendrá la luz a borronearlo todo; un trozo de concreto bajo la niebla, tendrá que levantar su columna si es azul o volver a golpes

 

ACORDE

al tiempo que huyeron los ángulos 

I

La suma de las piedras del patio, sus lados recién heridos despiertos y sesgan por el temporal. Adentro o cuando en toda mi sien se recuesten sus puntas y sea tarde con sol; levante el vaho de una sombra ladeando las casas del cerro, el almizcle óxido de maderas que sostienen los techos, escuche una sustancia azul -como que su nombre vuela de mi voca- entre los muros un cordón hilando, a mi boca la cercena.

II

Viniera a nacer a esta orilla, cruzando la luminaria, los comedores, las vidrieras quietas, llegara, como en un cuadro de colores fríos, la calidez rodeada de sombras renacentistas, la expectación: hasta este vértice un animal de polvo con sus crestas, tras de una puerta entornada o calle abajo con mis uñas donde durmió hace un par horas desentendido y sin querer, un rostro llameante en los portales, caminaba de lado y salió corriendo un codo contra la costilla, un codo civil quijaba la boca más alta de animal. Viniera antes por lo visto: apagándose, cambiando de postura, amoldándose, llegara a entender el pasillo entre dos gordos felices que le cierran el paso y veía un poco las manos con una poza sucia adentro: es de una madera de astillas rojas celofán y colgado de paredes.

 

III

Que responde a la presión o su telar recive los restos. A los autos los siento doblar la esquina en que no estoy; la figura simplificada al triángulo, los brotes sesgados por donde pasa el animal, de ida y vuelta recorre un cilindro y a corazonado el instante de consumirse, más quieta y oblicua y resumada: tiene un dígito con la impresión de lo firmante y extendido que mi cuello abre un plazo, la quijada arrastra al cinto

 

* El color construido que dejamos; dejaríamos todo en unos cuartos color desastre. Tu boina y la boca abierta que señala al cielo raso la mañana sin calor (al techo da con todo el frío y la garúa); mi abrigo, el engaño no, habíamos creído un reloj de trazas con las manos; tus manos en todos las muros y las manos afirman la siembra en los huesos.

Pueden hacerse girones las maderas; pueden hacerse rasas todos los santos de este animal aquí atrapado, cuando estemos resueltos y lejos medio arrepentidos, como nos arrepienta una piedra que hirió de costumbre y aprendimos a rodear, un camino cortado entre hierbas por juntar una puerta al fondo.

No estamos en lo casual -que se astille la tinta, se grave al tacto de las cosas públicas y ajenas-, como ninguno de los sitios con todo y su resta ha sido casual; el ruido continuado (afuera suena la calle) hace la cicatriz brillante con la sabia de los bordes, la voca de tus vordes que es la savia, y se guarda del frío porque sea alegre, encandece la tarde que oscura *

Madre, yo al oro me humillo...

Y nos quedamos parcos y alejados mirándonos las manos dadas vueltas sobre la mesa / como sumergidas levemente en el barro del estanque o una boca enterrada hasta el paladar Aproximadamente mañana secarán los frutos los mosquitos; comienzan a sobrevolar haciendo gestos con los dibujos de su trayectoria, más hambrientos, más sucios conforme más pequeños y sus alas casi no se ven. El dinero nos cagó (se apaga entre las gangrenas del maíz, hace rastros en el cielo raso que lo cubre), nos cavó un orificio fecal entre los hombros / ahí colocamos, intercambiándolos, nuestros ojos: los tuyos suben aleteando por mi traquea; los míos señalan hacia adentro los restos, un tenedor recoge las migajas, las tintas remojadas de los envases con la saliva. En las redes de la casa los árboles se deshojan como remolinos. *   

'Agarrándonos a la tabla de salvación de la poesía, que es una gran máquina negra, somos los santos carajos y desocupados de aquella irreligiosidad horrenda que da vergüenza porque desapareció cuando desapareció el último 'dios' de la tierra, y la nacionalidad de la personalidad ilustre, se pudre de eminente y de formidable como oro judío;' Pablo de Rokha

La voca será el hogar de los hombres santos, iguálalo en tu color no en la tarima del mercado, no en la feria de los preceptores para los notables de la hora. La voca será quebrada pero será la reina de su terciopelo, de su arrastre con la caballería de los garzones tomándole el pico, con sus cabezas indiferentes amarillean el horizonte. No, yo estoy tras la vida contra la ciudad del lago, tú sabes que vinieron a fundar la ciudad y les di con la puerta porque hay un muro y es mi horizonte cambiando de postura y pobreza. Tú sabes como miente, ciudad, que será la única y una tregua larga de abundancia. No a nacer sino en la calzada oscura de lo liviano que hurta a la guerra un papel gastado con que cubrirse el calor. La voca será el reino, la alabanza, la disolución de los cuerpos pequeños fluidos materiales navegarán el mismo surco en un mismo golpe largo, Ave ciudad.

*    Vi a unos locos en el cerro con sus navajas se cortaron los brazos a lo largo me dicen: ¿quién te cavó la voca?  

 

SOMBRA  

Pero yo veo la sombra partida en colores emocionantes Pablo de Rokha

 

 

* Lo que hace una sombra al girar perder la vista de su columna / que haga el quiebre una mano vertical, cuando esté de pie y secante contra el muro

LO QUE HACE UNA SOMBRA AL GIRAR perder la vista su arruga de hojas, hay el árbol abortado que ahogó la hojarasca

LO QUE HACE UNA SOMBRA AL GIRAR mi cara de lobo es un cuadro en el espejo, un vientre colgado / quién escama el espejo sino estoy yo? la escarpa enorme me sigue encima

* Lo que está en mi corazón vivo como una coraza aleteante / lo que llama la voca la llama / hay señales hay días que te levantan del sitio donde murieron, hay ciudades que nunca rompieron su muro

Lo que está en mi corazón e insiste y se rodearía del canto de los locos como cuando ladran de noche todos y están enfermos, perdiendo sus extremidades los más pobres

Hay un poema que es un gigante saliendo su rostro de las maderas que consumen mi casa, desde la cabecera lo vi moverse, su gesto es el de salir la cabeza de su cuello e incluso algo más

Yo estoy seguro que habita sobre nosotros, un manto de hierba sobre la niebla que amanece los días más fríos, los días más sucios. Pero no cae, no / pisotea la mierda que nos tapa las narices

Como las hembras llamaban al dios transformadas en animales tutelares y vieron su rostro como una pared de cal: Ahógate en el fuego extinto, decían

Que la guerra era el animal del santo contra la ciudad del lago / Vinieron a fundar la ciudad y yo les dije que iban a volverse animales y hierba y que sus construcciones iban a soldarse al paisaje que yo amo, como fósiles o galerías que oxida el mar. Vendrá sobre ellos el desierto, pero nada moverá mi silla y la mesa que escribo

Lo que hay afuera, lo que está antes y voy cortando como voy moviendo las piernas y los brazos; pero en las zanjas de la escritura lo de afuera cave / abertura que romperá la piedra

Una palada de arena donde crecen flores, partió sus gestos como un telar por donde caen las cosas en la mesa

Hay demonios en torno a mi barrio como a un jardín, es cierto que el temor me alimenta, un día voy a subir el cerro

para Rodrigo Flores

 

* Como fui dejando caer los brazos, cerraron de golpe y avanzaban hacia mi/ un amigo cae fulminado en la avenida, yo lo supe más tarde: vio a satán salir de su membrana un puño de sangre, esta ciudad completa retrocedió / él no podía saber

El día que montaron sus vigas frente a mi casa, quería tanto que se volteara bajo sus pies un gran accidente (el cerro es un accidente); no avanza, sigue de pie mientras en los carros celulares salta la carga de hambrientos del huerto fiscal

Es bonito pedir el pan que se niega, es bonito porque es seguir la llama de los santos en las mesas tibias inanidas como asfaltadas / y secas de su cicatriz

Todo cambió una tarde en que el sol daba contra el muro más atrás, los bordes de la multitud, yo esperaba el torrente y que salga tu espalda rota, se abra en plena vena de los infiernos bajo una luz oscura / Yo lo supe más tarde, que hicieron un estanque con tus manos perdidas

Los falsos, los millonarios de mierda, no creyeron sino hasta ver quebradas las monedas adornando a sus putas que bailaban con los fierros del vendaval. No creyeron, ahora los veremos secarse con el hambre de sus villas grandes tierrales

Lo vi en televisión, decían bien que satán enseña el oficio. Lo vi en televisión: que un número se había muerto pese a la grande inversión del ministerio, tu rostro

Venía rodando tan secamente, gastaban sus puntas rodando a contrariedad / y ya no hubo luz que embriagase nada, cuando sólo un ojo en seco vino a estellarse hasta mi patio, los vi morir sobre las piedras

Responde miamor, quién era mi número que calló en alameda, quién era

Vi como cortaban las vermas, desarmaban los pasos sin querer, y al voltear / ya estábamos en otro sitio, metidos a la cifra de un gráfico en ascenso

* Las sobras de mi trabajan de día junto al yo mediocre por la causa común de la economía familiar Progresaré hasta generar trabajo para todos

* Ahora sigue un órgano rodando la avenida, queda atado a lo dulce que Marisol daba tumbos en el flujo, se fueron sus pestañas y sus uñas calle abajo.

Un muerto guarda el patio y ya no viene a subir ninguna república el conquistador, está el árbol abortado que asfixia la hojarasca; tierra en la tierra brotando un suelo y más abajo la piel que hubo sepultado. No esperaba que despierte el torrente ni seque sus parches al sol un abrigo quemado en sus puntas, no esperaba que de la cumbre se desate revolviéndolo todo. El hombre delgado con los tobillos cubiertos por el alud; la carta para un amigo -toca las veredas bajando-, le quise recordar que él soñó los cercos y esperaba que apareciese del otro lado con el poema que lo anegara todo, le dije que si me he perdido es porque cada una de mis orillas encontró su pared despierta, la caja que entró una voz y se golpeaba rodando al fondo y no estaba sino un ruido que amanece y se va ocultando entre los ruidos, cuando comienza a silbar o los autos esquinan la calle.

*

el fruto es una cápsula que es abre en cuatro valvulas. (Enciclopedia Sopena, p.2106, Tomo II.)

Me voy a quedar acá a revisar los extremos de mi cuerpo si es que siguen y los animales tutelares si es que siguen / los instrumentos músicos y sus piedras perdidas que sonaron, aunque sea que espere el lugar del torrente; esa visión con la imagen de los que perdieron sus miembros en la multitud, las fotos y el apócrifo de mi que me quedé en silencio, doblada la espalda en su raíz, las malas semillas tocan la tierra un poco ennegrecida, que espero entrar o que entren los muros / y no esté nadie, como cierran los pétalos sobre una pulpa o se va tragando todo apelotonado

* El poema como secreción, como lamento eyaculatorio en la mesa de conferencias que es mi mesa de cada día:/ la voca erógena tabula sus marcas, el ruido genital de unas hojas adentro / no deja que yo hable

* Ahora recién y tan irreducible que vinieron más armados que un jabalí los muy mierda