La imagen de la mujer musulmana está condicionada y recargada de representaciones que dependen en gran medida de nuestra posición, que como occidentales tenemos frente al próximo oriente levantino. Las primeras visiones que tenemos del mundo árabe son, por ejemplo, los seres exóticos y fantásticos; las alfombras voladoras; los parajes desérticos y los oasis; los romances entre princesas y sultanes; y entre otros ejemplos, las odaliscas, envueltas en finísimos velos, que cubren no solamente la mirada libidinosa de las mujeres sino que impiden develar los secretos que guarda el mundo islámico. Existe una estandarización de los estereotipos culturales islámicos, por lo que - y hasta el día de hoy - se habla del 'misterioso Oriente'.
Esta visión de mundo es lo que ha llamado Edward W. Said 'una invención de Europa'[1], quien reconoce que esta imagen 'inventada' del oriente, existió en algún momento, pero que ya ha terminado. Sin embargo, el no - oriental quedó con esa primera impresión impregnada en su memoria. E. W. Said nos presenta un conglomerado de ideas que tratan de definir el concepto 'orientalismo' y la función de oriente con respecto a occidente. El autor sostiene que para definir al mundo oriental debemos tener presente que tal definición se basa exclusivamente en una relación de poder de Europa[2] por sobre el oriente y por el lugar que oriente ha ocupado en la experiencia de Europa occidental'[3]. Más aún, Europa se define en oposición a lo Oriental, a Lo Otro[4].
Dentro de este ámbito, el mundo femenino también se configura en oposición a ese Otro masculino. Y pese a que la visión sobre las mujeres también está mediatizada por el imaginario cultural occidental, fueron éstas activas protagonista de la vida social, específicamente en las artes y las letras durante el siglo XII.
Asimismo, una de las artes que mayor desarrollo tuvo en el mundo árabe fue, sin duda, la poesía. Y llama la atención que justamente el medio ambiente, agreste e inhóspito de los árabes, fuera un escenario 'propicio' para el origen, desarrollo y crecimiento de ésta, otorgando imágenes líricas de riquísima vitalidad. En este ambiente literario las mujeres fueron las protagonistas, tanto como creadoras o como fuentes de inspiración de esa poesía.
La creación poética estuvo en manos de hombres y mujeres, pertenecientes a las distintas clases sociales de la época. A pesar de las limitaciones que les imponía su religión, las mujeres gozaron de una libertad increíble, cuyo ejemplo más evidente es el amor impetuoso que podemos apreciar en los Diwanes.
Contrario a lo que nosotros actualmente podemos suponer, la mujer en el al-Andalus no estaba estrictamente supeditada a las rígidas reglas del Islam[5], esto se debe, en gran medida, a la adopción de costumbres religiosas-cristianas en su sociedad: 'El que se le tolerara una vida de ese género implica que el Islam, tan rígido y quisquilloso en lo que concierne a las mujeres, había relajado singularmente sus rigores en Andalucía, y nos vemos obligados a admitir que fue el ambiente creado por las costumbres cristianas lo que permitió que se llegara a un concepto más liberal de la condición de la mujer'. (Pérès, 1983: 401). Éstas gozaban de libertades insospechadas para los lectores contemporáneos. Alejadas de las ideas preconcebidas que tenemos del mundo islámico, en donde la mujer ocupa un lugar secundario, sin la oportunidad de participar en la sociedad que la rodea, ni muchos menos codearse en los cenáculos literarios entre una gran mayoría masculina. Esta tendencia ubica a la mujer en una situación de privilegio, así lo señala uno de los críticos que sostiene esta postura: 'La situación de las mujeres en España era más libre que entre los otros pueblos mahometanos. En toda la cultura intelectual de su tiempo tomaban parte las mujeres, y no es corto el número de aquellas que alcanzaron fama por sus trabajos científicos o disputando a los hombres la palma de la poesía. Tan alta civilización fue la causa de que se les tributase en España una estimación que jamás el oriente musulmán les había tributado.' (Von Shack, 1988:65)
De acuerdo con lo anterior, Pérès manifiesta que la poesía cultivada por estas mujeres (predominantemente de clase alta) muestran un carácter resuelto y con iniciativa, el cual no se hubiera manifestado si la sociedad no le hubiese permitido. Aunque, dice, no desconocer el hecho de que el lugar que ocupaban se lo debían, en gran parte, al culto que les rendían los hombres: 'pero ese culto no puede concebirse sin un esfuerzo por su parte para aumentar su cultura, afinar su espíritu y elevar su corazón (Pérès,1990: 432).
2. Dos poetisas satíricas de Al-Andalus
La literatura árabe de al-Andalus tuvo su momento de apogeo durante los siglos XI y XII, siglos en los que se dieron a conocer importantes poetisas. Éstas cultivaron diversas formas literarias, entre las que se destacan los poemas amorosos, los panegíricos, las elegías, y las sátiras.
Muchas de las poetisas hispanoárabes ostentaban posiciones sociales destacadas dentro de su sociedad, lo cual les permitía ciertas libertades a la hora de componer y dar a conocer sus creaciones. Es por ello que el cultivo de las formas satíricas ocupa un lugar preponderante dentro de su mundo literario, ya que a través de ellas es posible acceder a la amplitud del mundo desplegado por estas figuras femeninas.
La sátira, por su parte, se caracteriza principalmente por acentuar los defectos, subrayar las debilidades, develar las imperfecciones morales y, sobre todo, informar sobre la psicología del pueblo andaluz. La finalidad de la sátira árabe era deshonrar al satirizado, así como también, desde el siglo VIII, era un pasatiempo de las clases más elevadas.[6] Sobre esta forma poética, Teresa Garulo sostiene lo siguiente: 'La sátira, uno de los géneros más importantes de la poesía árabe, también está representada entre las poetisas de al-Andalus, aunque no sean demasiadas las que se ocupan de ella.' (Garulo, 1988: 47)
Entre las máximas representantes de la sátira en la poesía hispanoárabe estuvieron: Wallada y Nazhun. A la luz de algunas de sus creaciones, examinaremos sus principales elementos satíricos.
2.1. Wallada Bint Al-Mustakfi
Esta destacada poetisa hispanoárabe, fue hija del califa Muhammad III al-Mustakfi, quien ocupó el califato sólo diecisiete meses, para luego huir de Córdoba disfrazado de mujer. Fue asesinado poco después de estos sucesos.
Por su parte, Wallada, prototipo de princesa culta y brillante, se destaca dentro de su sociedad por la composición de diversos poemas amorosos, y, otros, de orden satírico.
Durante los años dorados de su vida, Wallada ostentó gran belleza, cultura y encanto, elementos que se encargaron de atraer a sus reuniones a los más importantes poetas y escritores de la época. Asimismo, reconocido es su desprecio hacia las conveniencias y convenciones sociales, lo cual dio origen a numerosas habladurías en torno a su conducta, aduciendo que carecía del decoro propio de su nobleza y género.
Es importante destacar también su relación amorosa con Ibn Zaydun, pues a partir de ésta el reconocimiento de la poetisa fue aun mayor, debido a los diversos poemas amorosos que Ibn Zaydun le dedicara[7]. A partir de esta importante relación amorosa surgen diferentes poemas creados por Wallada en honor a su enamorado. Pero, luego de su ruptura debido a la infidelidad de éste con una de las esclavas de la princesa, estos poemas amorosos se transformaron en agudas sátiras en contra del poeta, quien no aceptaba la separación. Por consiguiente, el amor antes profesado por Wallada hacia Ibn Zaydun se transfiguró en un hondo rencor, dando origen al Poema número cuatro:
'Si fueras justo con el amor que existe entre nosotros, /no habrías escogido ni amarías a mi esclava; / has dejado una rama donde florece la hermosura / y te has vuelto a la rama sin frutos. /Sabes que soy la luna llena, /pero, por mi desdicha, /de Júpiter estás enamorado.' (Garulo, 1988: 145)
El Poema número cuatro se encuentra determinado por algunos aspectos que lo estructuran y le otorgan sentido. Así por ejemplo, la Autoalabanza desplegada por Wallada, quien poseía entera conciencia de sus encantos y aptitudes, y de la admiración que despertaba entre los poetas y pensadores que, como ya hemos mencionado, concurrían a sus reuniones. Es por esta razón que el engaño de Ibn Zaydun con una esclava debe haber calado hondo en sus sentimientos y en su orgullo. Así lo revelan los versos, los cuales muestran en forma explícita las licencias que le eran permitidas dentro de su espacio social, remitiendo a una subversión de la clásica imagen que se posee de las mujeres de este periodo y cultura.
Otro de los elementos centrales del poema de relaciona con el Juego de sociedad presente en el entorno y poesía hispanoárabes. Éste indica que quienes estaban inmersos en la cultura literaria, tenían por costumbre o hábito intercambiarse saludos e insultos. Esto, nos lleva a pensar que, en el caso de la invectiva que ahora analizamos, pueda haber ocurrido tal juego. Ello puede ser explicado a la luz de la relación amorosa sostenida entre Wallada e Ibn Zaydun, ya que como sabemos el ritual amoroso en este tipo de sociedades medievales, era concebido como una convención a la que tenían ingreso sólo un grupo selecto que conocía sus tópicos y sabía utilizarlos, haciendo gran alarde de sensibilidad. Lo anterior nos lleva a pensar que la relación entre estos amantes compartía estas convenciones tradicionales del amor de tipo cortés, por lo cual Wallada, ante las insistencias de Ibn Zaydun, habría respondido con este poema.2.2. Nazhun Bint Al-Qala'i
Pocos son los datos que se conservan de esta importante poetisa, pero sabemos que su lugar de origen fue en la ciudad de Granada. Desconocidas son las fechas de su nacimiento y de su muerte, a pesar de ello se sostiene que Nazhun habría vivido durante el siglo XI. (Garulo, 1988: 110)
Se ha relacionado a Nazhun con importantes poetas de mediados del siglo XII, entre los que se destacan Ibn Quzman (famoso zejelero), el ciego al-Majzumi, al-Kutandi, etc.
La característica fundamental de estos creadores se refiere a su condición desvergonzada y libertina, condición que también se encontraba presente en sus escritos. Tales rasgos cobran real importancia al ser relacionados con el comportamiento de la poetisa, quien fue también catalogada por sus contemporáneos como una mujer desvergonzada, de ágil ingenio y pronta a la réplica.
En el caso de la poesía de Nazhun, cobra especial relevancia el contexto de producción de su obra, el que nos es dado a conocer mediante la introducción de los momentos o situaciones en que fue creado el Poema número dos: Nazhun es invitada a casa del gobernador de Granada, Abu Bakr Ibn Sa'id. Éste había organizado una especie de reunión a la que también había sido llamado el poeta ciego Al-Majzumi.
A lo largo de la velada se produce un altercado entre este poeta y Nazhun, el cual comienza con leves discusiones, pero de un momento a otro, toma senderos insospechados:
'(...) Al-Majzumi preguntó: ¿Quién es esta mujer tan distinguida? Una vieja, contestó la poetisa, que podría ser tu madre. Mientes, dijo el ciego, no es ésa la voz de una vieja, sino el acento de una puta en celo cuyo hedor se huele a una legua de distancia. En ese momento intervino Abu Bakr Ibn Sa'id: Maestro, ésta es Nazhun bint al-Qala'i, la poetisa. Y dijo al-Majzumi: He oído hablar de ella; ¡que Dios no le permita oír nada bueno ni le muestre más que vergas! Y Nazhun gritó: Viejo infame que te contradices, ¿qué tipo de bien puede escuchar de ti una mujer? El poeta, después de meditar un rato, recitó:
Sobre la cara de Nazhun hay una sombra de belleza/ y bajo sus vestidos aparece la vergüenza; / los que a Nazhun acuden, dejan a las demás: / quien se dirige al mar, menosprecia las acequias. ' (Garulo, 1988: 113-115)
Frente a estos insultos Nazhun responde airadamente, dando origen al Poema número dos:
'Di a ese hombre rastrero unas palabras/ que se repitan hasta el día del juicio:/ En Almodóvar te criaste,/ donde la mierda extiende su perfume,/ donde incivilizados nómadas caminan con orgullo,/ por eso te enamoras de todo lo redondo;/ naciste ciego y amas a los tuertos./ He pagado poema por poema;/ por mi vida, ahora dime quién es mejor poeta;/ si soy mujer por mi naturaleza/ mi poesía es hombre. ' (Garulo, 1988: 114-115)
A partir de la observación del Poema número dos debemos destacar la preponderancia de algunos elementos que participan de la estructura del mismo.
El Poema número dos de Nazhun es una fiel representación del género satírico, cuyo fin es ridiculizar y atacar agudamente al poeta Al-Majzumi. Por consiguiente, este poema correspondería específicamente a lo conocido como invectiva, pues en ella reconocemos un ataque frontal de un individuo a otro. En este caso, quien habría comenzado el 'juego' satírico habría sido al-Majzumi, lo cual desencadenó la aguda respuesta de Nazhun. Otro aspecto que es necesario destacar es el carácter burlesco que reviste esta invectiva, pues como podemos observar, Nazhun se vale de una serie de elementos ingeniosos y divertidos que mueven a la risa. Sin embargo, éste no es el único móvil del poema, sino y, por sobre todo, ridiculizar la figura del poeta al-Majzumi.
Un segundo elemento es la Presencia de lo popular y lo grosero. Nazhun utiliza un lenguaje caracterizado por lo popular, hecho que singulariza enormemente la escritura de esta poetisa, ya que es bastante significativo que una dama de la alta sociedad granadina del siglo XI emplee un lenguaje vernáculo y simple para realizar sus poemas. Otro hecho que determina la singularidad de la obra es el excesivo uso de formas soeces, lo cual podría ser explicado por la situación en que es realizado el poema. Éste nace de las constantes provocaciones de Al-Majzumi, quien también se vale de estas formas para dirigirse a ella.
Por otra parte, encontramos la Autoalabanza, característica que también puede ser entendida como la consciencia del propio mérito, tema muy cultivado por la poesía árabe, y ligado generalmente al panegírico. Nazhun resalta el valor de sus versos, los que a pesar de haber sido creados por el ingenio femenino poseen el vigor característico de la poesía masculina. Asimismo, el poema se encuentra enteramente dedicado a satirizar a Al-Majzumi, por lo tanto, los versos que lo componen posen la función de mostrar al poeta que ella también es capaz de ponerse a su altura en lo que a creación se refiere. Revisemos los versos en que la Autoalabanza se vuelve más evidente:
'(...) He pagado poema por poema;/ por mi vida, ahora dime quién es mejor poeta;/ si soy mujer por mi naturaleza/ mi poesía es hombre.'
El Juego de sociedad también aparece en este tipo de poesía, pues era 'propio de las clases educadas, y los hombres (y mujeres) de letras siempre estaban dispuestos al intercambio de saludos (o insultos) en verso.' (Garulo, 1988: 48) Además, esta poesía estaba unida a la improvisación, así lo demuestra el poema, pues nace de la provocación e insultos dirigidos hacia la poetisa en un momento y lugar determinados. Por último, es necesario destacar la función de distensión que posee, ya que como sabemos los lugares en que éstas eran proferidas, se caracterizaban por su elegancia y distinción. Estos ambientes provocaban gran tensión e incomodidad a sus asistentes. En ese momento hacía su aparición este tipo de poesía satírica, la que aliviaba la presión causada por el mismo refinamiento de estos salones.
Conclusiones
La imagen de las mujeres musulmanas se encuentra bastante mediatizada, ya sea por los medios de comunicación o simplemente a consecuencia del imaginario cultural europeo del cual, como latinoamericanos, somos depositarios. Esta imagen, de la mujer situada en un segundo, tercer o, simplemente nulo plano de participación social o literaria, queda cuestionada luego de conocer a estas poetisas. Su valor radica en que nos presentan un testimonio de su activa participación en diversos campos de la vida social, sobre todo en la las artes y literatura.
Elementos como la sátira, la autoalabanza, el juego de sociedad, la presencia de lo popular y los receptores contemporáneos al momento de producción de los textos (Ibn Zaydun, Al-Majzumi y la propia Wallada), han permitido comprender con mayor certeza la intención y sentido de este tipo de poesía. Sentido que se relaciona fundamentalmente con la improvisación y satirización comunes en los salones de la época.
Asimismo, ha sido pertinente destacar la importancia de la poesía medieval escrita por mujeres con una marcada presencia de voz femenina. Voz que se hace presente en aquellos momentos en que la mujer sale de su anonimato sin temor a expresar, en ese predominante mundo masculino, sus más íntimos sentimientos e ideas, aunque éstos muchas veces hayan permanecido ocultos tras los velos de la imaginación cultural occidentalizada.
[1] 'Oriente era casi una invención europea y, desde la antiguedad, había sido escenario de romances, seres exóticos, recuerdos y pasajes inolvidables y experiencias extraordinarias. Ahora [esta invención europea] estaba desapareciendo, en cierto sentido había existido, pero su momento ya había pasado'. Said, Edward: Orientalismo, Ed. Prodhufi, Madrid, 1990, p.19.
[2] 'La relación entre Occidente y Oriente es una relación de poder, y de complicada dominación: Occidente ha ejercido diferentes grados de hegemonía sobre Oriente. Ibidem., p.24.
[3] Ibidem., p. 19
[4] 'Oriente es el lugar en el que Europa ha creado sus colonias más grandes, ricas y antiguas, es la fuente de sus civilizaciones y sus lenguas, su contrincante cultural y una de sus imágenes más profundas y repetidas de Lo Otro. Además, Oriente ha servido para que Europa se defina en contraposición a su imagen, su idea, su personalidad y su experiencia'. Ibidem., pp.19-20.
[5] Según H. Pèrés: 'la mujer arabigo andaluza no era reclusa que las reglas del Islam nos quieren hacer ver en todos los musulmanes' en Pérès Henri: Esplendor de al-Andalus. Hiperión, Madrid, 1990, p. 400.
[6] Algo similar ocurre en la lírica galaico-portuguesa con los poemas de tipo satírico denominados 'cantigas d´escarnho e maldizer'. Para mayor información al respecto, véase: Deyermond, Alan. Historia de la literatura española. La edad media. Barcelona: Editorial Ariel, 1973.
[7] Dicho poeta escribió hermosos poemas para elogiar a su amada, llegando incluso subvertir uno de los tópicos de la poesía amorosa, el que dice relación con mantener en secreto el nombre de su dama.