La obra narrativa de Rosa Montero puede comprometer nuestra atención por factores muy diversos. Quien observa el fenómeno desde fuera, o recién comienza a acercarse, podrá tener un primer indicio en su innegable éxito editorial. Los lectores que la siguen, en cambio, podrán sumar a este hecho la heterogeneidad que su discurso alcanza, no sólo en la construcción de la trama, sino también en su factura novelesca, que a lo largo de sus siete novelas y su última colección de cuentos, incursiona en la crónica, la novela negra, la novela de aprendizaje, e incluso podría asociarse a la nueva novela histórica.